Esa noche, 
simplemente jugaba con palabras,
cuando encontré la luna
entre las piedras,
estaba rota,
sucia de poemas,
la usaron tanto,
tontos como poetas,
pero ninguno se dio cuenta
que estaba enferma,
había perdido el nombre
y el milagro.

Triste cansada de poetas,
solo hablaba de muerte y de fracasos,
de amores que nunca florecieron
y del pasado.

Le conté de las mañanas y la llovizna,
del extraño sentimiento de ser amada,
del aroma, de la magia y las estrellas,
del alivio, del espejo,
del deseo y el pecado.

Ella siguió lejana,
ya no le importaba amar
ni ser amada,
sucia de versos, enferma, deprimida,
rota y sin nombre como cualquier nadie,
yace la luna, cansada de poetas.

Y yo,
que simplemente jugaba con palabras
no supe qué decirle o qué callarme. 

Que hacer con tanto brillo, 
si escuchar sus historias,
o contarle,
la historia de mi sangre....

Desperto la palabra, antes sentenciada,

para no callar sus sentimientos
y volverse etérea,
se lleno de escrito su mirada en la inocencia,
como recordando
la huella que surca su destino.

Acaricio la emoción de un llanto,
para enmudecer el instante que no llega,
se lleno de su aroma
trasformandose aliento,
como esperando en el tiempo
un sentimiento dormido
buscando el génesis de un ocaso.

Contemplo su anhelo en el credo de la esperanza,
para que la tristeza, no ose habitarla,
se perdió en los pasos
del que transita certero,
como creyendo, como viviendo, como esperando ...

No quiero dormirme sin primaveras,
con las manos llenas de frió,
no quiero un, 
seguir porque si, sin más,
quiero una mutua complicidad con las caricias,
un escape fugas a las estrellas
y un ... desnudarme, cuando lo sientas.

Sin tan solo vieras
mi marcha que es liviana,
cargada de incertidumbres ligeras,
descubrirías la arista que transito
permanentemente junto a mi huella.

Si pudieras comprender
el mirar de mis tiempos,
revolviendo lo olvidado y los recuerdos,
descubrirías los colores encendidos,
que pintan la tela
de una vida tranquila y serena.

Si percibieras mi palabra silenciosa
perdida en razones de los sentires,
descubrirías el bosquejo de mi esencia
en cada escrito que se hará eterno.

Si entendieras en un instante
la lágrima
sumergida en lo incierto del olvido,
descubrirías una quimera renaciendo
en cada brisa adherida a mi respiro.

Escribo al sol, mi piel y mis poemas,
remontando primaveras
después de la tormenta,
amarro en carne firme mis lemas
y penetro en la vida sin tocar la puerta.

Un verso se me ha quebrado
como el beso en la conciencia,
tengo un grito febril que daña mi esperanza,
una nube de polvo ha teñido mi norte
un temblor sin mañana
me desborda el alma.

Escribo al sol, mi piel y mis poemas
a la luz de los rayos entibio mi destino,
a la sombra de un sueño
ato mi suerte y mis penas,
al paso de mis pasos construyo mi camino.

Como un triste poema
bebo un poco de nada, que alimenta
mi eterna vocación de amar
y de saberme
mas allá del cielo
mas acá de la vida.

Escribo al sol, mi piel y mis poemas
mi pasado, mi presente
mis mañanas y mi suerte.

Rescatame del olvido mismo
donde yacen mis quimeras enterradas,
despiertame de este letargo eterno
en el que han parecido mis palabras,
regalame la mirada natural de la esperanza,
hasta borrar la tristeza
nacida en mis labios,
refugiame en el abrigo de tus manos
y en la mueca que dibuja la sonrisa.

Abrazame en la nostalgia de mis albas
cuando pierda el rumbo de mis actos,
sostenme en las lunas de las noches frías
cuando el respiro congele mi mirada,
escribeme en la brisa del tiempo inquieto
una prosa de mi vida y su tormento,
regalame tu presencia en la distancia
hasta que la soledad se pierda etérea.

Acompañame en el trayecto de mis pasos
que han muerto en el vació de lo incierto,
esperame en la arista del destino
hasta creer que soñar
es renacer en mis quimeras..

Se vistió con el azul del mar,
arreglo su cabellera con las estrellas,
el roció del alba acaricio su rostro,
como la brisa acaricia
la danza de las hojas nuevas.

El tiempo transcurre en sus manos,
como escurriendose de los silencios,
el relámpago que ilumina la luna
guardo los temores,
que perseguían
su destino incierto.

Se vistió con el azul del cielo
y abrazo sus recuerdos,
redimieron las heridas de su alma
como si fuera propio de un nacimiento,
sus manos se tornaron suelo
para olvidar en si, su destierro.

En donde la esperanza se torna 
todo y nada,
y lo sueños pasan inavertidos
descanso serena 
en el remanso del consuelo.

Transite la tristeza eterna
por tiempos sin tiempos,
abrace el anhelo dormido
de un olvido en mis ojos
y no hubo palabra
dicha o escrita
que sacrifique el consuelo.

Te tornaste polvo en mis recuerdos
en el instante que el amor
anunciaba su muerte,
doblego la despedida inesperada,
la sentencia,
de la soledad y su entrega,
despidiéndose despacio,
entre llantos.

Tuve el vació de la ausencia
incrustado en el respiro y en la lágrima,
buscando un norte que se ha ido,
cuando los silencios
llenaron con su voz
el lamento de un atardecer perdido.

Recorrí caminos olvidados,
como buscando la mirada que contempla
y me guarde en tus ojos y en los mios,
abrazando el retorno de la calma
volviéndote marca en mi camino.

Mirando tu espalda ser un mar,
una frágil columna de la tierra,
una fértil semilla,
una mirada blanca al sur,
aquí estoy,
dándote la bienvenida soledad,
y siendo este febrero
que regresa.

Mirando la casa vacía 
y asomándome a tu alma,
deseo el agua como fuego
en las mañanas en las que te deseo.

Me acurdo que ponías las piedras
en lineas para verme
y eras el mismo
en el paso del agua,
tan puro,
tan frágil,
tan habitable.

Mirando que soy carne,
me adapto a mi cuerpo
en este costado,
en el que crece lo prohibido,
te guardo el cielo amor,
como el agua
guarda hoy tu recuerdo.

Con la sutileza del viento 
nacido en las albas de algún tiempo,
calló su dolor,
que osaba adherirse a su respiro desde antes,
y fue susurro lo que nació de su aliento
hasta convertirse en palabras,
como esperando el nuevo tiempo
que anuncia la llegada.


Con la belleza de la luna acunándose
en las aguas de algún tiempo,
se calmo la lágrima
que anunciaban la despedida de la tristeza,
sollozo sus últimos vacíos
en las manos de la esperanza,
como anhelando el abrazo eterno
y fue luz su mirar,
que desvaneció la inmensidad de su noche,
sosteniendo sus huellas
para que cada paso
se atrevieran a sostenerla.


Con la certeza de un ocaso muriendo
en los brazos del firmamento
se refugio su quimera
en los anhelos que despiertan sobre lo nuevo,
oculto su mirada
para resguardar sus sueños.


Con la eternidad de un escrito
descubriéndose en los pétalos de algún tiempo,
se entrega a su destino
que la invitaba a descubrir el hechizo,
renombro los mares 
que mostraban la soledad
hasta rendirse en lo profundo de las aguas,
instantes de un desencuentro,
y fue velero 
que lucha contra el oleaje de los temores,
para iniciar el arribo 
de un nuevo puerto,
y empezar el peregrinaje
que respira el aroma de una calma
desterrando la angustia.


Con la fuerza de un sentimiento
descubriéndose en la lágrima de algún tiempo
se doblego en su presente
y fue quietud en tiempos.
Solo beso la búsqueda 
hasta encontrarse y renacer
en la ilusión de alguna quimera.

Esta vida
tiene brisa en las manos,
esta libertad,
que nace en ti 
y a mi llega,
este camino tienen soles
y mis pasos marcados.

Desnudas la piel
y dejas partir la luna,
pienso en la pasión
y escribo la palabra perdida
el cielo como casa.
Si me dieras el alma
el beso, el beso cautivo.

Escribo amor por ti
en una piel morena
en los siempre así sera
y te veo dormir, sereno,
regalame
tus sonrisas por las mañanas,
siente que soy tu testigo
de este
querernos en la historia...

Hay dos almas en un atardecer,
bajo un cielo blanco
con un fondo turquesa,
y a contra luz
descansa la mañana para volver a nacer,
que nos abraza,
cuando va cayendo el tiempo,
el sol
y la vida se llena de misterios,
nos anuncia un camino,
un atardecer,
que guarda silencios
sobre la vida,
bajo un cielo blanco
que nos encuentra.

Como no amarlo, 
si es el reflejo de su voz la que me salva
como no amar la lluvia,
que moja su cuerpo
y llega
como la vida que nos espera.

Como no amar los pasos
de la lágrima al caer,
el aire que navega entre sus ojos
y la invernal noche eterna.

Como no amarlo
si basta que el agua moje sus pies,
para que este pueblo
redimas sus heridas
en las calles de sus mares.

Como no amarlo si
SIEMPRE Y AMOR
son dos palabras que se guardan
en la piel y en el alma.