Esta piel que convoca, que me llama,
que se atreve a clavarse en mi silencio,
a desmentir mi credo.

Esta piel que aclara mi cielo,
que tan intima y profunda
ha llegado a penetrar el verso.

Esta piel que respiro
que quebranta mis fronteras,
que desnuda me desarma.

Esta piel que sacude mis rincones,
para que tu me sepas, me ilumines.

Esta piel de metáforas,
de versos que habitan en tu sangre,
que viene vestida de tus sueños
y asalta mi mirada.

Esta piel que me cubre,
hasta que muera en ti
y me redimas.

Se que nos dimos
el costado de la tierra,
la sal que habita en el mar
y los lentos rayos de sol.

Fue dulce amor,
fue dulce la lenta espera,
el árbol necesario
y el abrazo sincero,
en tu pensar muy tarde
y en tu mirarme eterno.

Mientras estés aquí
te tendré en mis manos,
así como es tener la paz
entre la vida
y el verde campo.

Amor este instante es una nube,
un futuro, un quedarse quietos
y un poco de fe,
un horizonte que nos llama
que se aferra a tus pasos.

Este año no nace,
sin besar tus labios
sin decirte en la piel
lo tanto que te Amo
y sentirte llegar
cuando baje la noche
y vuelvas del mar.

Cuando la memoria del cuerpo despierta

su viejo deseo vuelve a rodar por la sangre,

cuando los labios y la piel recuerdan

mis manos sienten como si tocaran de nuevo ...

Konstantinos Kavafis.

De 
vez 
en 
cuando 
una 
lágrima ...









Alguna tarde, al llegar a casa,
con todos los cansancios
cargados en mi espalda,
en silencio,
nace de mis ojos una lágrima.

Una lágrima de esas que no hacen daño
pero retumban en el ocaso
de tanta soledad.

Son esas tardes
donde tu recuerdo llega a visitarme,
a jugar con mis pupilas,
a contarme que ya no dueles,
aunque sigas llenando
con tu ausencia
cada rincón de la casa... 

Que muerte azul la que me esta llegando,
que desencanto más raro siento 
al saber que una vez mas, mis pasos estoy errando,
que sueño tan extraño éste 
del que hoy me he despertado
y que razón la que acaba sin pensarlo.

Mis brotes se han secado
y ya no puedo salvarlos,
porque mi mirada se ha quedado vagando 
en un otoño nostálgico
y al fin y al cabo olvidado.

Hoy tengo que confesarlo,
sin latidos me he quedado
al borde de un camino largo.
Lo que tanto había esperado, se ha ido de un salto
y así voy despidiendo
al pacto que quedo huérfano al parto .

Y pasare mis días pensando porque el amor juega de a ratos
para verme ilusionada y creer que ha ganado algo
y luego plantar un árbol y como hoy dejarlo,
en un suelo seco minado.

El si y el no, son baratos,
lo irónico es una herida que va sanando despacio
que acepta que ha perdido 
y tengo que decirlo: me ha dejado en pedazos.

Tengo tu ahora, cuando te veo,
tu entonces, cuando conmigo,
tu corazón, tu latido,
tengo el mar guardado 
en el hueco de tu ombligo.

Tengo el cielo retenido
en el cielo de tu boca
y la dicha que toca,
a quienes van a la gloria.

Tengo un adiós y a su memoria
tengo la luna en un verso
y al sol en las mañanas,
tengo un siglo,
en el segundo exacto
donde tus manos me rozan.

Tengo tu amor y tu calma
tu sonrisa, tus temores
tengo tus virtudes, tus errores
tus certezas y quimeras
tu nada y tu siempre,
tengo tu ahora y tu entonces.